Todas las puertas estaban cerradas, ciertamente no teníamos dificultad
para brincar el cerco, conseguí un auto, esta frente a rectoría–les
comente–debemos irnos de aquí ya, el disparo seguro atraerá a mas zombis.
Dicho esto nos dirigimos rumbo a rectoría, en el lugar donde había
matado a aquellos zombis, ahora estaban muchos de ellos, parecía como si el
hecho de matar a alguno ocasionara la furia de los demás y solo buscaran
venganza, pero no tenemos tiempo para esto, corrimos por el mismo camino que yo
camine antes. Cuando estábamos frente a la biblioteca central, me detuve de
golpe, sentía que debía de entrar, tal vez para despedirme de Luis, parecía que
estaba vacía, así que entre, tanto Paula como Juan venían conmigo, las puertas
automáticas aun funcionaban, entramos, avanzamos cerca de 5 metros cuando vimos
el cuerpo de Luis tirado en el suelo, yo corrí hacia él, cuando estaba a punto
de llegar, un zombi salió por la esquina, me detuve de golpe. Para mi sorpresa
era Pamela, mi profesora del semestre pasado, nos había hecho la vida
imposible, tareas de investigación de 10 hojas escritas a mano de un día para
otro, trabajos finales que parecieran tesis, examen cada semana, era buena
maestra, pero dejaba tarea en exceso.
Parecía que aún no notaba nuestra presencia, polilla comenzó a ladrar,
el zombi se percató y comenzó a avanzar hacia nosotros, a pesar de todo, me
caía bien, no era mala persona, pero no tenía más remedio, tome la espada y se
la incruste en el entrecejo. No lo voy a negar, me dio un poco de satisfacción,
no sé si por haberle hecho un tercer ojo, o por deshacerme de un zombi más.
Saque la espada, la profesora Pamela cayó al piso, camine hacia Luis, aún
estaba sobre el charco de sangre como lo dijo Juan, Paula se acercó a él, llorando,
sabíamos que ellos se gustaban pero ninguno lo admitía, callo arrodillada,
acaricio su frente, Luis, yo te amo–palabras que asombraron a Juan y a mí–yo te
amo. Note que había cierta ira en el rostro de Juan, las palabras de Paula
desataron muchas emociones, y algo más,
el cuerpo de Luis comenzó a moverse, se puso de pie, Paula estaba asombrada,
pero cegada por su amor, como siempre ocurre, se acercó a Luis, tome mi pistola
y le apunte, pero no podía jalar el gatillo, era Luis, mi amigo, Paula se acercaba
a él, y Luis solo veía en ella un festín, no sabía qué hacer, estaba
paralizado, era disparar al que era mi amigo, o perder a Paula. De pronto Luis
se abalanzó sobre Paula, y un grito de terror de ella, hizo que mis músculos
reaccionaran, fue como una inyección de adrenalina para mí, apreté el gatillo,
Luis cayó.
Paula, aun con terror en su rostro, me grito, porque lo hiciste? Era
Luis, yo lo amaba, mi amor hizo que se levantara–estaba histérica–mi amor hizo
que se levantara¡ mi amor lo regreso a la vida¡. La tome de los brazos, y la
mire fijamente, él no era Luis, tu amor no lo revivió, él era un zombi, él veía
en ti comida y nada más. Ahora tenemos que irnos, ahora somos nosotros, tu,
Juan, polilla y yo, y no permitiré que alguien más muera–mis palabras surtieron
efecto–. Nos dimos la vuelta y nos asombramos al notar que en la puesta estaban
ya demasiados zombis, era la única salida, y estaba bloqueada por los zombis,
las puertas son automáticas, así que estaban entrando, no teníamos salida, por
suerte, Juan noto unos casilleros lo suficientemente grandes para entrar en
ellos, estaban en una de las salas de la biblioteca. Así que entramos los
cuatro, cerramos, solo veíamos como pasaban los zombis por unas rendijas de
ventilación. Uno de ellos entro a la sala, algunos lo siguieron, Paula iba
gritar, pero le tape la boca con mi mano, y le hice el gesto para que guardara
silencio. Estábamos en una situación verdaderamente difícil, estábamos
atrapados, yo conté cerca de quince zombis, delos cuales vi que entraron trece,
y 5 de ellos estaban en la misma sala que nosotros. Solo se me ocurrió una idea
para salir de ahí, abrir la puerta del casillero y correr a toda prisa hacia la
puerta. Se los comente a Juan y Paula en voz baja, no teníamos opción. Conté
hasta tres y abrí la puerta, corrimos a toda prisa, la puerta estaba libre,
estábamos a punto de salir de ahí, pero, las puertas no se abrían, era como si
los zombis habían arruinado el sistema que abre las puertas, Juan utilizo su
cuerpo para romper el vidrio, no sabía que tuviera esa decisión. Y salimos de
ahí, una vez fuera, Paula noto que Juan tenia sangre, del golpe que dio se hizo
una cortada en el brazo, tienes sangre en el brazo¡– Paula quiso tomar el brazo
de Juan pero él lo aparto–déjame ayudarte. Tomo un poco de la tela de su blusa
azul, que le quedaba muy bien, y decía que era su favorita, la puso sobre la
herida de Juan en forma de venda, Juan no dijo nada, solo tenía una mirada que
no se si era de enojo o preocupación. Listo– dijo Paula–por suerte mi papa es
doctor y me ha enseñado un poco. Juan solo dio una leve sonrisa. Él no era así,
siempre es muy alegre, ahora se notaba frio. Supongo que un apocalipsis zombi
cambia a cualquiera. Seguimos nuestro camino, pasamos debajo de un árbol, y se
escuchó un gruñido. Nos pusimos alerta, enfrente de nosotros cayo desde el
árbol un zombi, se veía más ágil que los demás, tome la espada, polilla se
abalanzó sobre él, un grito nos confundió, quítenmelo¡, un zombi no puede
gritar eso, llame a polilla, cuál es su problema?–dijo el zombi, se quitó la máscara
que llevaba, era Andrés, un excompañero del semestre pasado– casi me matan¡. Andrés
no era de nuestro completo agrado, es sarcástico, egocéntrico, cree que todo
gira alrededor de él, es agresivo, le gusta humillar a los demás. No se cómo lo
soportan sus padres, supongo que el amor paternal es superior. Te podríamos
hacer la misma pregunta–dijo Juan con un tono bastante agresivo–que no sabes
por lo que estamos pasando?, y tu jugando bromas. Andrés retrocedió, que está
pasando?, pues UNIZOMBIE eso está pasando,
y yo soy un zombi. Realmente no entiendes?–esta vez Juan sonó más
agresivo incluso dio unos pasos hacia Andrés– estamos viviendo un desastre,
María y Luis murieron, la mayoría de la UNISON está convertida en zombi, y
claro tu como siempre, no te importa nadie más, solo tú mismo, mientras tu
estés bien, todo está bien, solo te importa humillar a los demás, incluso en
esta situación, que no te das cuenta de que a nadie le agradas?, todos estamos
hartos de tu forma de ser, nadie te soporta¡. Valla que eso le llego a Andrés,
claro, baja autoestima, todo eso era una máscara para que no vieran su
verdadera identidad, vi cómo se agacho, y una lagrima cayó al piso. Lo
siento–palabras que nunca pensé escuchar mejor dicho pensamos escuchar de
Andrés–perdónenme, por favor, no es mi intención hacer esas cosas, yo solo–su
voz era cortada–perdónenme, por favor,
yo, sé que ustedes no tienen la culpa, la culpa es de mi padre, él es quien
tiene toda la culpa–su cara se llenó de ira–él es el culpable de todo lo que me
pasa¡, él y su estúpido alcohol, le importa más esa botella que yo, y mi mama,
oh mi mama, si vida es la estética, no duerme en ella porque no tiene cama, mi
vida es terrible.
En ese momento Andrés se derrumbó, creo que nadie le había hablado como
Juan lo hizo, como dije un apocalipsis zombi cambia a las personas, el alegre
Juan ahora se veía frio, y el duro Andrés se veía tan frágil. Me acerque a él,
animo–puse mi mano sobre su hombro–tenemos que salir de aquí, y cuando lo
hagamos ve y busca a tus padres, abrázalos, tal vez aun estén vivos, tu que si
puedes comprobarlo rápido–pues mi familia estaba muy lejos de aquí–puedes
ayudarlos, el poder de la familia podrá hacerlo, solo cree en ti mismo. Dicho
eso Andrés se repuso, gracias y perdónenme por favor.
Tenemos que irnos–dije– ya casi llegamos al carro. Avanzamos despacio,
cautelosos. Llegamos a rectoría, la puerta estaba abierta, aquel enorme candado
y cadena habían desaparecido. Salimos, subimos al auto, y nos fuimos, con rumbo
a donde, no lo sabemos solo nos fuimos de ahí.
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